Resumen
Introducción: La sacroileítis infecciosa (SII) fue descrita por primera vez por Poore en 1878 y, desde entonces, la literatura sobre esta infección proviene principalmente de informes de casos y pequeñas series de pacientes.1La incidencia del SII es relativamente baja, aprox. 1%. Representa el 2% de todos los casos.
Un caso de artritis séptica.2,3. Esto puede deberse a varias razones diferentes, causas que incluyen enfermedades degenerativas, traumatismos, embarazo, uso de drogas intravenosas, terapia inmunosupresora, trastornos de la hemoglobina, enfermedades inflamatorias e infecciones como endocarditis y del tracto urinario o dermatitis; sin embargo, estos factores de riesgo sólo pueden estar presentes en pacientes del 55% al 60% de los casos identificados1. La sacroileítis unilateral debe guiar el diagnóstico de la SII4, aunque la sacroileítis unilateral se asocia con espondiloartropatías (artritis psoriásica, espondilitis anquilosante reactiva, temprana), lo que supone un desafío diagnóstico.
La contaminación puede ser producto de una bacteriemia, debido a una infección contigua, o por inoculación directa, como en el caso de las infiltraciones articulares.7
Las infecciones pueden ser causadas por organismos piógenos y tuberculosis.5-8
Los síntomas iniciales inespecíficos y los hallazgos variables del examen físico dificultan el diagnóstico y a menudo se pasan por alto desde el principio. Las manifestaciones clínicas son diferentes, pero el dolor más común es en la zona lumbar y en los glúteos, que empeora al caminar. La resonancia magnética de imagen (MRI) de la pelvis es el estándar de oro para diagnosticar el SII.6
El tratamiento con antibióticos a largo plazo, que dure más de cuatro semanas, se considera un tratamiento adecuado.9
Un caso de artritis séptica.2,3. Esto puede deberse a varias razones diferentes, causas que incluyen enfermedades degenerativas, traumatismos, embarazo, uso de drogas intravenosas, terapia inmunosupresora, trastornos de la hemoglobina, enfermedades inflamatorias e infecciones como endocarditis y del tracto urinario o dermatitis; sin embargo, estos factores de riesgo sólo pueden estar presentes en pacientes del 55% al 60% de los casos identificados1. La sacroileítis unilateral debe guiar el diagnóstico de la SII4, aunque la sacroileítis unilateral se asocia con espondiloartropatías (artritis psoriásica, espondilitis anquilosante reactiva, temprana), lo que supone un desafío diagnóstico.
La contaminación puede ser producto de una bacteriemia, debido a una infección contigua, o por inoculación directa, como en el caso de las infiltraciones articulares.7
Las infecciones pueden ser causadas por organismos piógenos y tuberculosis.5-8
Los síntomas iniciales inespecíficos y los hallazgos variables del examen físico dificultan el diagnóstico y a menudo se pasan por alto desde el principio. Las manifestaciones clínicas son diferentes, pero el dolor más común es en la zona lumbar y en los glúteos, que empeora al caminar. La resonancia magnética de imagen (MRI) de la pelvis es el estándar de oro para diagnosticar el SII.6
El tratamiento con antibióticos a largo plazo, que dure más de cuatro semanas, se considera un tratamiento adecuado.9
| Idioma original | Español (Perú) |
|---|---|
| Publicación | Revista de la Facultad de Medicina Humana |
| DOI | |
| Estado | Publicado - 30 nov. 2023 |